martes, 26 de febrero de 2008

Ell@

Raúl se arriesgó y contrató a un transexual para el show, lo que, obviamente, causó un revuelo terrible. Muchos clientes se fueron porque su homofobia es tan fuerte que no se permiten sentirse un segundo atraídos por un ser humano con tetas y pene, pero a Raúl no le importó porque muchos más se acercaron curiosos por verla.

Es la estrella del lugar, por eso no habla con nadie, no comparte ni lo que piensa ni en lo que cree. Ella se siente única y como tal se comporta.
Secretamente le envidio su libertad, su amor propio, su orgullo de ser lo que es, su actitud de cagarse en todos y, porque no, su belleza.

El otro día se acercó a mí y me pidió fuego. Cuando acercó su boca al encendedor pude verla de cerca. Tiene una mezcla hombre/mujer totalmente irresistible, al menos para mí. Ella se dio cuenta de mi mirada fija en sus labios y cuando se fue re regaló una guiñada mientras se sonreía de costado.
Mi pulso quedó mas acelerado que de costumbre, mientras el corazón comenzó a latir muy fuerte. La deseé muchísimo y me incomoda que haya pasado.

Ahora trato de evitarla, no quiero que al cruzarnos ella descubra mis ganas de conocerla.
No quiero ser evidente para nadie, no quiero tener actitudes obvias que demuestren nada de mí.

Elijo dejar mis ganas acá, bajo el amparo de palabras sin rostro.

martes, 19 de febrero de 2008

Un día cualquiera

Esta vuelta a la rutina me enfurece. Me da rabia adivinar que va a suceder mañana, pasado mañana, la semana que viene y no equivocarme jamás.
Me da rabia no poder escapar de las fauces del día a día, que carcome la imaginación y los sueños, que ata a la realidad sin dar permiso para una hora de locura.

Quiero insultar con palabras vulgares y soeces a todos los ojos sin vida que se me cruzan, golpear en el abdomen a los zombies que me pechan, escupir a los autos que se paran a mi costado y me dicen obscenidades, pisotear a todas las mujeres que se creen mejores que yo, decirles mi nombre a cada cara que mira a través de las ventanillas grasientas de los colectivos.
Quisiera gritar hasta ensordecer la ciudad entera, aturdir a todos sin piedad hasta quedarme sin aliento y obligarlos a ver más allá de la baldosa que están pisando.


Quisiera que fueras polvo, quisiera que te desvanecieras en el aire, quisiera inventar una fórmula mágica para que desaparezcas de mi vida sin dejar rastro.

Quisiera correr y no parar hasta encontrarte, solamente para que seas testigo de lo que has hecho de mí.

domingo, 10 de febrero de 2008

Garabato de un domingo triste

Te extraño tanto que me exaspera.
Ojalá pudiera volver al instante en que estaba rumbo a mis vacaciones en Uruguay, rumbo a conocerte, inocente a todo lo que vendría después.
Que deseo tan imposible como idiota, ¿verdad?
Tal vez porque tú nunca leerás este texto, es que me atrevo a reconocer que no hago más que pensar en tus palabras cotidianas, en tu olor, en el reflejo de tu sombra, en tu espalda sobre la arena fría, en tu mirada perdida, en tus celos irracionales, en tu forma de quererme por las noches, en tu forma de odiarme por las mañanas.
Me corroe recordar todas las veces que busqué tu cuerpo y tu sexo para beber de él y absorber hasta la última migaja de voluntad y dejarte hueco, sin esencia, sin memoria.
Porque eras carne y yo un buitre. Porque eras la presa frente al cazador. Porque eras mío, felizmente mío.
Será por eso que siempre vivirás aquí, hasta incluso después de que nos hayamos olvidado.